Este fin de semana, la "Gata" remolcó, con un lleno hasta la bandera, seis coches que evocaron un viaje en tren expreso de los años ochenta entre Madrid y Tarragona, con escala en Mora la Nova. Más de un centenar de personas, socios y simpatizantes de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid pudieron disfrutar del primer viaje nocturno que se realiza en España con material histórico preservado.
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(19/02/2013) Evocar un viaje nocturno por raíles españoles en una composición típica de los años ochenta ya no es sólo una vivencia del recuerdo. La Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid, con una composición casi íntegramente rehabilitada por sus socios, ha emprendido este fin de semana un viaje nocturno similar al que realizaron durante décadas muchos trenes españoles. La llegada de la alta velocidad ha eliminado casi todos estos trenes, y por ello este proyecto tiene ya un cierto sabor de tren histórico.
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El Expreso a Mora y Tarragona pasando junto al embalse de Guiamets. Foto Marc Llurigados
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El Museo del Ferrocarril de Madrid colaboró, entre otras tareas, aportando el coche restaurante 12953, cuyo servicio de bar estuvo abierto durante todo el viaje. El tren partió de los andenes de Chamartín la noche del pasado viernes. En un ambiente festivo la composición recorrió el itinerario que antes surcaron miles de trenes y que todavía recorre el Expreso Costa Brava, el último de los radiales nocturnos clásicos. A las 6:00 horas la composición especial remolcada por la locomotora, también histórica, 269.604 “Gato Montes”, llegaba a la Estación de Mora la Nova. Los viajeros pudieron continuar durmiendo en el tren hasta las 8:00 momento en el cual se tocó diana. Un día ferroviario en compañía de la Asociación para la Preservación del Patrimonio Industrial de Mora La Nova.
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El tren a su llegada a Mora la Nova. Foto Antonio G. Vázquez
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Pasadas las 9 de la mañana, la Asociación Madrileña pasaba el testigo en la organización, fruto de colaboración entre entidades, a la asociación moranovense, que tenía preparadas una serie de interesantes actividades para lo largo del día. Tras disfrutar de un copioso y nutritivo desayuno en la cantina de la estación, a las 10:00 daban comienzo las visitas por las instalaciones del proyectado Museo del Ferrocarril, que ya se encuentra en un estado bastante avanzado. Divididos por grupos, los viajeros pudieron visitar el núcleo del actual museo, situado en la torre del enclavamiento de la estación, los talleres, la placa giratoria y el material histórico que allí se custodia. Finalmente, tras más de tres horas de explicaciones, autobuses especiales trasladaron a los asistentes hasta la cochera terminada hace pocos meses, sobre un haz de vías de apartado en desuso. En este lugar, además de poder contemplarse más material preservado, tuvo lugar una comida de hermandad, protagonizada por los típicos calçots de la gastronomía popular catalana, acompañados de una parrillada.
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La calçotada y parrillada de hermandad en el mejor marco posible, el taller de de Mora la Nova junto al material histórico en restauración.
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Tarragona: Destino final del recorrido Tras la comida, y ya dispuesto el tren, la expedición abandonó la población de Mora la Nova para encaminarse a su destino final: Tarragona. Allí, los viajeros se dirigieron a sus respectivos hoteles para posteriormente, disfrutar de la noche tarraconense. Al día siguiente, domingo, el pasaje se dividió entre un grupo que optó por ir en tren al Museo del Ferrocarril de Vilanova, mientras que la mayoría optó por visitar el casco antiguo de la ciudad de Tarragona.
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El coche restaurante mantuvo su actividad durante casi todo el viaje.
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A las 15:15 el tren quedaba dispuesto para su circulación hacia Madrid. Casi ocho horas de viaje para recorrer los 590 kilómetros de distancia entre ambas ciudades. A bordo del tren, un ambiente festivo y agradable, con su centro de actividad en la cafetería, que se mantuvo abierta todo el viaje al servicio de los viajeros. A las 22:40 horas el tren realizaba su primera parada en Atocha Cercanias, para finalmente dar por terminada la jornada en Chamartin a las 22:55. Una nueva restauración pudo contemplarse durante el viaje.
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El literas 9606 fue presentado en este viaje, con todas sus camas ocupadas.
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El viaje sirvió, además para poder presentar, de la mejor manera posible, circulando, otro coche restaurado. Es el último incorporado a la colección de coches de los 80, cedido por Renfe Operadora a comienzos de año. Se trata del Coche Literas BBL9606, que tras apenas un mes ha sido restaurado y puesto en servicio para realizar servicios históricos. Los coches 9600 de Renfe resultan una curiosidad dentro de la serie 9000, con la que solamente comparten algunos elementos mecánicos y eléctricos. En lugar de tener como origen el remolque de electrotrén 432 y, por extensión, los trenes TER como el resto de nuevemiles, se trata de coches idénticos a los VU-N B10c10ux de SNCF.
Esto ocurrió por la necesidad inmediata de disponer de coches literas climatizados y aptos para grandes velocidades, en la Renfe de 1982 para incorporarlos a los recién creados trenes “Estrella”, sin necesidad de realizar un desarrollo enteramente nuevo. Suponen, tras los BBL-8100, la segunda serie de coches literas que ha existido en España, y los únicos coches tipo UIC-Z que ha tenido Renfe
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En su viaje de vuelta de Tarragona hacia Madrid, el tren a orillas del Ebro deja atrás la central nuclear de Flix. Foto Javier López
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