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20 febrero 2014

El Consell asume la reivindicación de los empresarios de mejorar el tren a Zaragoza

Infraestructuras traslada a Fomento las obras más urgentes que sería necesario desarrollar para renovar el trazado y hacerlo «más eficaz»

20.02.14 - 00:07 - 

Las reivindicaciones de los empresarios valencianos, que reclaman la inmediata mejora de la línea ferroviaria que une Valencia con Zaragoza, están golpeando con fuerza la puerta del Ministerio de Fomento. Y no es de extrañar, ya que es la única vía para que el puerto de Valencia pueda competir en igualdad de condiciones con otros puertos del arco mediterráneo como, por ejemplo, el de Barcelona. Así lo han manifestado ya la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) y hasta la Cámara de Contratistas de la Comunitat.

Esta petición, además, ha sido asumida por la Generalitat y el pasado lunes, la consellera de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente, Isabel Bonig, se desplazó a Madrid para mantener una reunión cara a cara con el director general de Ferrocarriles, Miguel Pozo de Castro, y con el director de Planificación de Adif, Eduardo Molina, en la que les trasladó la preocupación del empresariado valenciano ante las pésimas condiciones en las que se encuentra esta línea ferroviaria, que hacen que no pueda ser utilizada «eficazmente» por los trenes de mercancías. El alcalde de Segorbe, Rafael Calvo, y el director general de Transportes y Logística, Carlos Eleno, acompañaron a Bonig en su misión.

La consellera sacó a relucir el informe que presentó ante el propio ministerio en noviembre del pasado año que justificaba la necesidad de incrementar la capacidad de esta línea para mercancías. Este estudio detalla las obras más urgentes por las que sería necesario empezar para «reducir los costes de explotación de los actuales operadores ferroviarios que utilizan dicha línea», indicaron fuentes del Gobierno autonómico. En total, para una modernización general de la línea serían necesarios unos 222 millones de euros; aunque dejando de lado la electrificación del trazado, una inversión cercana a 43 millones de euros sería suficiente para, al menos, mejorar sus condiciones.

Sin embargo, y antes de acometer las obras de acondicionamiento y mejora de la infraestructura, sería imprescindible garantizar que todo el trayecto cuente con el denominado sistema tren-tierra. La ministra del ramo, Ana Pastor, prometió que esta infraestructura se ejecutaría a lo largo de 2014, pero de momento la actuación no cuenta con ninguna partida presupuestaria. Fuentes de Adif en Aragón explicaron que el proyecto está redactado y actualmente se encuentra en fase de trámite administrativo, lo que implica que podrá ejecutarse o no en función de la disponibilidad presupuestaria.

Sin control de tráfico

Hasta ahora, un tramo de 176 kilómetros de esta línea, concretamente a la altura de Teruel, carece de este sistema, por lo que resulta imposible instalar en esta zona el denominado Control de Tráfico Centralizado. Esta carencia obliga a operar con personal en las estaciones y a disponer de dos maquinistas, lo que desemboca en la imposibilidad de trabajar en horario nocturno, concretamente durante ocho horas al día, y en una evidente merma de competitividad y rapidez. Una inversión de 2,5 millones sería suficiente para esta primera actuación, la más urgente.

Por otra parte, el tramo entre Segorbe y Teruel tiene marcadas nueve restricciones que obligan a los trenes a circular a un máximo de 30 kilómetros por hora. Las limitaciones se concentran entre las localidades de Barracas, Mora de Rubielos, Sarrión, puerto Escandón y Caparrates. La mayoría son por el mal estado de los terraplenes, aunque en el caso de puerto Escandón la reducción de la velocidad está motivada por la geometría de la vía.

La deficiente conservación del trazado no sólo limita la velocidad y el horario en el que pueden circular los trenes de mercancías. Este mal estado generalizado está provocando que, de media, cada mes se contabilicen hasta cuatro averías en los trenes que circulan entre Valencia y Zaragoza, con los consiguientes retrasos y pérdida de competitividad de las empresas.