(19/09/2013)
Moverse por un país tan interconectado por carreteras y redes aéreas, resulta difícil para medios alternativos como el ferrocarril, a la vez que llamativo para los que allí residen. Los norteamericanos no son muy dados a tomar el tren para recorrer grandes distancias, ni tan siquiera para las medias. Por tanto, un viaje semejante es para los verdaderos amantes del ferrocarril. Jóvenes y mayores dispuestos a pasarse horas montados en un tren.
Lo primero que debe saber una persona que se disponga a recorrer Estados Unidos en tren es conocer qué tipo de viaje desea hacer. Pero, tanto si su idea es cruzar todo el país como realizar estancias cortas en diversas ciudades, lo más aconsejable es adquirir el USA Rail Pass. (Léase el resto del artículo )
Hacia la Costa Oeste
La ruta entre Chicago - Albuquerque - Los Angeles se cubre en 33 horas y treinta minutos y deja a una distancia muy corta del Parque Nacional del Cañón del Colorado. El acceso al tren, desde la perspectiva de un europeo, resulta un poco caótico al no tener un billete con asiento previamente asignado.
Los trenes de mercancías en Estados Unidos tienen preferencia, lo que explica que los estadounidenses sean tan poco aficionados a utilizar el tren en viajes de larga distancia, con trayectos pueden prolongarse fácilmente 48 horas. Es comprensible, pues, que en esos viajes la gente socialice para combatir el tedio de los largos trayectos y la frecuente falta de puntualidad. (Léase el resto del artículo)
Ya en Chicago, puede tomarse el tren Lake Shore Limited, que sale a las 21:30 con destino a Buffalo. A bordo de él, el viajero amanece en el Estado de Nueva York, en la ciudad de Buffalo, puerta de acceso a las cataratas del Niágara. (Léase el resto del artículo )
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