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29 abril 2014
Publicado por Juanjo Olaizola
CONDUCTORES, COBRADORES, MAYORALES Y WATTMANS
Pareja de mayoral y conductor de los tranvías de San Sebastián
Quienes hayan investigado el pasado de los tranvías de nuestro país habrán podido encontrar, en la documentación original de finales del siglo XIX y principios del XX, las denominaciones de conductor, cobrador, mayoral y wattman para identificar a las diversas categorías laborales asociadas al servicio de movimiento.
Desde el punto de vista actual, resulta lógico identificar al conductor con la persona cuya función era la de manejar el tranvía. Sin embargo, según la etapa histórica que investiguemos, puede que no sea así. De hecho, cuando aparecieron en nuestro país los primeros tranvías, impulsados por motor de sangre, el personal denominado conductor, no era el que manejaba el tranvía. Por el contrario, la función del conductor era la de atender a los viajeros, cobrar los billetes y supervisar el servicio, mientras que la persona que conducía el tranvía era el denominada como mayoral, nombre directamente heredado de las prácticas habituales en la carretería. Es decir, el conductor no conducía el tranvía sino a los viajeros.
Tranvía de motor de sangre de Gijón. A los mandos, el mayoral. Archivo del Museo del Ferrocarril de Asturias
Con la progresiva sustitución de los tranvías de motor de sangre por los eléctricos, desaparecieron los mayorales, sustituidos por una nueva categoría laboral bautizada, al igual que en otros países de nuestro entorno como Gran Bretaña o Francia, wattman, anglicismo que indica que es el hombre que gobierna los Watios... La función del conductor siguió limitada a la atención de los viajeros.
Tranvía de mercancías de Bilbao fotografiado en 1896. En la plataforma de la derecha se aprecia la presencia del Wattman, manejando el tranvía, mientras que en la de la izquierda se ve al conductor, es decir, el responsable de supervisar el servicio. Archivo de Georges Muller
Evidentemente, parecía todo un contrasentido llamar conductor a quien no conduce, mientras que al que conducía se le denominaba con un extraño anglicismo. Por ello, el uso y la costumbre hizo que pronto el wattman fuera denominado conductor, mientras que el que cobraba los billetes fue bautizado como cobrador. Este cambio de denominaciones se fue implantando progresivamente en la mayor parte de los tranvías españoles a partir de los últimos años de la primera década del siglo XX. Por ejemplo, en San Sebastián, el 11 de abril de 1907 el Consejo de Administración de los tranvías de la ciudad decidió modificar las categorías laborales para pasar a recibir la de Conductor el personal que manejaba los tranvías y Cobrador quienes, como su nombre indica, percibían de los viajeros el importe de los títulos de transporte.
Tranvía Nº 97 de Valencia, fotografiado por G. Masino en 1954. Se aprecia, en el centro de la cabina, la figura del conductor, mientras que el cobrador saluda amablemente al fotógrafo desde la plataforma
En todo caso, la denominación original de conductor estaba directamente inspirada en los tranvías de otros países y, de hecho, en los ferrocarriles y tranvías anglosajones el jefe de tren o el cobrador sigue recibiendo la denominación de conductor en nuestros días.