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19 noviembre 2015

El valle central del Ebro suspira por el AVE

La estación de Renfe en Arrúbal, en la que no se desarrolla ningún servicio, junto al apeadero vacío y sin actividad. :: sonia terceroLa estación de Renfe en Arrúbal, en la que no se desarrolla ningún servicio, junto al apeadero vacío y sin actividad. :: sonia tercero

  • Logroño, Agoncillo y Arrúbal coinciden en los beneficios de la alta velocidad

  • La capital riojana considera un objetivo «irrenunciable» acceder al tren ultrarrápido, pero los dos pueblos creen que no lo verán parar

     

    Del blanco al negro, pasando por el gris. La posibilidad de que la alta velocidad llegue a La Rioja merece distintos grados de confianza entre los máximos representantes de los municipios que se asoman a la línea ferroviaria en el valle central del Ebro: Logroño, Agoncillo y Arrúbal.

    Todos estos núcleos han convivido históricamente con los raíles y todos suspiran por que algún día el AVE sobrevuele su término, pero el devenir de las últimas décadas hace a sus alcaldes mostrarse más o menos optimistas acerca de que este anhelo se cumpla. La primera edil de Logroño, Cuca Gamarra, exhibe el mayor convencimiento. «El AVE no se trata de un deseo, sino la línea en la que estamos trabajando», defiende; al tiempo que remarca que el que la alta velocidad pase por la capital riojana constituye un objetivo «indiscutible e irrenunciable» para esta ciudad y la región. «El futuro es el ferrocarril y el futuro del ferrocarril, el AVE».

    La regidora logroñesa considera que estamos en un momento clave, una vez «superada la crisis, que obligó a reprogramar decisiones» y el «retroceso» que se produjo en esta cuestión durante el gobierno de Zapatero. «Hemos tenido que recuperar un tiempo perdido». Así, asegura que su Ejecutivo trabaja desde el 2011 para que el AVE entre en la flamante estación logroñesa. «Ése fue el primer hito. Cuando Logroño se planteó el soterramiento, que se trata de una obra de reordenación urbana, contemplaba la idea de una estación de trenes para el futuro y para que pasara por ella el AVE», contesta a quienes critican que la actuación resulta un 'gran continente para escaso contenido'. De este modo, califica de «soluciones transitorias» las mejoras en la comunicación ferroviaria establecidas hacia Zaragoza y Madrid. Y confía en que avancen la licitación del tramo Logroño-Castejón y el estudio informativo de Miranda-Logroño. «Espero que no se paralicen por cuestiones políticas».

    LAS FRASES

    CUCA GAMARRA ALCALDESA DE LOGROÑO

    «El AVE no se trata de un deseo, sino la línea en la que estamos trabajando»

    EDUARDO FONTECHA ALCALDE DE AGONCILLO

    «Cada vez nos quitan más servicios de comunicación y eso que los vecinos los exigen bastante»

    MARÍA NIEVES SAN PEDRO ALCALDESA DE ARRÚBAL

    «Si nos han dejado sin cercanías, ¿cómo va a llegar a Arrúbal la alta velocidad?»

    A Eduardo Fontecha, alcalde de Agoncillo, le gustaría que su localidad no perdiera ese tren. «Todo lo que supongan servicios resultan fundamentales y necesarios». Pero no alberga demasiadas esperanzas de que sus ojos vean algún día trenes circulando a alta velocidad por Agoncillo. «Hace tres años suprimieron la parada de Recajo y en Agoncillo ya sólo queda un horario para viajar hacia Zaragoza y Barcelona. Cada vez nos quitan más servicios de comunicación y eso que los vecinos los exigen bastante», lamenta.

    Por Arrúbal «pasa la vía, pero no hay ni trenes ni treneros», se queja su alcaldesa, María Nieves San Pedro. Hace más de quince años que no se escucha el pitido para la salida de un ferrocarril en la localidad. «Si nos han dejado sin cercanías, ¿cómo va a llegar aquí el AVE?», se pregunta la regidora, para quien la alta velocidad en su pueblo es poco menos que una quimera. «La estación de Renfe en Arrúbal sólo sirvió para traer las turbinas de la central de ciclo combinado, que empezó a funcionar en el 2004. Montaron un 'cristo' de grúas y luego se olvidaron de que Arrúbal existe».

    La clausura del 'puerto seco' para el transporte de mercancías supone el último mazazo. «Te gusta ver un polígono industrial vivo y ahora se ve muy triste. La empresa que no entra en ERE, cierra sus puertas». Por los andenes no se observa mayor trasiego. Aunque, con razón, San Pedro reflexiona: «¿cómo va a haber viajeros si no paran los trenes?».

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