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11 enero 2016

NUEVA MARQUESINA

El ‘fosterito’ se reinventa en Urduliz

LA MARQUESINA DE LA NUEVA ESTACIÓN EN OBRAS SERÁ CASI CÚBICA Y TODA DE VIDRIO

ALBERTO G. ALONSO - Domingo, 10 de Enero de 2016 -

Imagen creada por ordenador de cómo va a quedar el nuevo ‘<strong>fosterito’</strong> que se incorporará a la red de marquesinas que cubren las diferentes bocas de la red del metro.

Imagen creada por ordenador de cómo va a quedar el nuevo ‘fosterito’ que se incorporará a la red de marquesinas que cubren las diferentes bocas de la red del metro. (CTB)

 

BILBAO - Sin duda es uno de los elementos urbanos que más llama la atención al foráneo que pasea por Bilbao, Santurtzi o Getxo. Esas estructuras acristaladas con nervios de acero que parecen surgir de la tierra e incitan a descubrir qué hay en el interior que tanta gente baja por ellas son la tarjeta de identidad del metro de Bilbao.

Son los conocidos como fosteritos, esos peculiares tubos vidriados que conectan la superficie con la red del suburbano, únicos en el mundo, y que toman su original denominación en honor al prestigioso arquitecto británico Sir Norman Foster, diseñador y alma mater del concepto del metro de Bilbao.

Unos fosteritos que en su próxima construcción van a variar su estética. Se trata del cañón de acceso que se va a construir en Urduliz junto al soterramiento de la estación, obras que está ejecutando en estos momentos Euskal Trenbide Sarea (ETS), el ente dependiente del Gobierno vasco responsable de la construcción de las infraestructuras ferroviarias en el País Vasco, y que cuenta con la financiación del Consorcio de Transportes de Bizkaia (CTB).

Como se observa en la infografía dada a conocer por el CTB, la nueva marquesina pierde su tradicional perfil de formas curvas en superficie por una estructura más angulosa y casi cuadrada como si fuera un cubo. Además cuenta con una altura superior y una puerta de entrada más ancha, la cual permite aportar más luz a la única escalera fija que conectará directamente con el andén, de seis metros de ancho, con que contará la estación bajo tierra.

Para potenciar estas características de luminosidad, el acceso cuenta con mucha más superficie de vidrio aportando además, una sensación mayor de ligereza a todo el conjunto. La forma de construcción de la estación, a cielo abierto, sin el tradicional sistema de excavación en túnel, impide poder construir los tubos de hormigón de salida a la superficie y por ende, las pérgolas acristaladas que los culminan.

ÚNICA ENTRADA Y SALIDA Además, hay que tener en cuenta que va a ser la única conexión a la superficie de la estación de Urduliz y que va a estar en una de las cabeceras de esta parada del suburbano. En el otro extremo de la parada se habilitará otra salida pero solo para casos de emergencia. Al carecer de escaleras mecánicas desde la superficie, Urduliz contará a pocos metros del nuevo fosterito con un elevador con capacidad para 13 personas.

Esta nueva parada es similar en concepto a la de Areeta, en Getxo, con 90 metros de longitud y con los cuartos técnicos necesarios en los extremos. Según explicó el director de Euskal Trenbide Sarea, José Luis Sabas, en la última visita a la obra, “el diseño del fosterito es similar al de Sarriko pero más pequeño”.

Esta gran entrada ubicada en el barrio bilbaino de Ibarrekolanda a la que hizo referencia es el otro acceso diferente diseñado por Foster.

De hecho, entre los técnicos que construyeron el metro hace más de 20 años y entre los propios trabajadores a este acceso se le conoce como el fosterazo por su gran tamaño comparado con los estándar.

Fue la solución técnica que dio el premio Pritzker de arquitectura a una estación que se excavó a cielo abierto y condicionó toda su construcción. Esta marquesina tiene una boca casi cuadrada de unos 12x12 metros y unos 25 metros de largo que permiten generar una gran superficie acristalada sustentada por vigas y travesaños de acero.

Ello supone que este fosterazo haga las veces de un gran lucernario que inunda de luz las largas escaleras mecánicas que alberga (las de mayor longitud del metro), la mezzanina colgante de hormigón que sobrevuela las vías y los dos andenes ubicados a cada lado de la estación. Un gran acceso con varios cientos de metros cuadrados de superficie que bien aprovecha Metro Bilbao para venderlo como espacio publicitario.

Otras dos pérgolas de entrada diferentes son las que sirven a la estación contigua de San Inazio. Sus cañones de acceso ubicados en la esquina de la avenida Lehendakari Agirre y la calles Asturias y en la calle Lekeitio también se muestran alternativos. Cristal y acero son sus dos elementos pero son bocas más estrechas que las habituales y en vez de contar con forma redondeada, los ángulos de sus nervios le confieren una estética más agresiva. Algo similar ocurre en el acceso a la estación de Algorta.

Pero no todos los accesos a la red cuentan con fosteritos. Exceptuando las estaciones en superficie, las 27 paradas bajo tierra existentes en la actualidad son accesibles a través de un total de 55 entradas. De esta cifra, algo menos de las mitad, 20 cuentan con marquesina acristalada tipo estándar, las cuatro descritas en servicio son de estructura cuadrada y una última, la ubicada en la calle Los Palangreros de Portugalete, que da servicio a la estación de Abatxolo, es considerado medio fosterito, ya que a pesar de ser curvo, su ubicación sobre un talud supone que la parte final del tubo acristalado no se vea desde fuera. Otra rara avis en el listado de accesos es el ubicado en la plaza Indautxu, un acceso también cuadrado pero con vidrios opacos que poco se parecen a los fosteritos.

El resto de los accesos a la red quedan a cielo abierto, sin marquesina, lo que es un problema cuando llueve, pero es que en muchos de los puntos de entrada no se podía construir un fosterito por falta de espacio urbano a su alrededor.

SIGNO IDENTIFICATIVO

PRÓXIMA LÍNEA 3

LA CIFRA

55

 

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