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19 noviembre 2012

Una joven salva a un hombre de morir arrollado por el tren

Iba al trabajo en Culleredo un martes 13 y con otra vecina logró apartar al herido

A Coruña / La Voz  18 de noviembre de 2012
 

Faltaban unos minutos para las diez y media de la mañana. Mily Hernández caminaba por el paseo marítimo de Culleredo hacia su trabajo. Cuando iba a cruzar la vía del tren lo vio: en el suelo, sobre los dos raíles estaba tirado un hombre. «Sabía que a las diez y media pasaba el tren, así que intenté moverlo cuanto antes». No podía, «no tenía fuerza, él estaba en una mala postura y no colaboraba». Ella tiene Milye CTA, un centro terapéutico activo. «Soy terapeuta manual», dice. En ese momento «no había nadie por allí y empecé a gritar pidiendo ayuda». Su obsesión era sacar al hombre de las vías. «Si no viene nadie, aunque sea arrolos lo aparto hacia un lado», maquinaba en su interior. El perro del hombre, causante de su caída, se movía, inquieto, a su alrededor. En esas estaba cuando llegó una mujer que salía de un edificio cercano a la vía del tren. Entre las dos levantaron al hombre, que al cabo de unos momentos reconoció a la segunda mujer. «Tenía una pequeña herida en una mano y estaba como aturdido», recuerda Mily. La segunda mujer acompañó al hombre hasta el portal de su casa, la más cercana a la vía, por donde pasó un tren, saliendo de una curva y procedente de A Coruña.

Mily dio por zanjado el asunto y siguió su camino al trabajo. «Estuve todo el día con angustia cada vez que me acordaba», comentaba. Uno de sus pacientes, que le escuchó comentar lo sucedido, hablaba de «algo milagroso; esas dos chicas salvaron la vida de una persona, es un acto ejemplar». Esto fue el martes, día 13. Dos días más tarde, Mily volvía al lugar de los hechos. «Podría ser ese señor que está en la ventana, se le parece». Ni se había preocupado de saber a quién le salvó la vida. El señor de la ventana no era, pero dio pistas: «Vive ahí al lado pero van en el hospital, porque tenía una revisión». Un café más tarde, el hombre y su mujer regresan. Son Manuel Amor y María del Carmen Fuentes. Ella, con un hombro roto, explica que él sufrió un ictus: «Ya le digo siempre que vaya por el puente con el perro». Identifican a la otra mujer: «Viene por las mañanas a atender a una vecina que está impedida». Luego se acercan de nuevo al lugar donde cayó. «Iba con el perro, me enredé con él y caí», recuerda. Manuel reconoce que el lugar no es el apropiado para cruzar la vía. Regresaba a casa. Mily vuelve al trabajo, contenta: «Está bien que nos ayudemos». Aunque sea a salvar una vida, con esa sencillez.

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