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23 diciembre 2013

Pánico en el tren

Cartas | 22/12/2013 - 04:34h

ALEXANDRA MARTÍNEZ

Barcelona

 

 

Ayer estaba esperando en la estación a que pasara el tren de cercanías. Cuando llegó, me dirigí a uno de los accesos habilitados para discapacitados y, antes de entrar, dejé salir a una chica que llevaba a su hijo en un cochecito. Las dos nos quedamos aterradas al comprobar que el carrito se había quedado enganchado entre la rampa elevadora de la puerta y el andén. Pronto, los pitidos que alertan del cierre de las puertas empezaron a sonar y unos cuantos pasajeros tuvimos que sujetar las puertas con las manos para que no se cerraran, puesto que el botón de emergencia que las desbloquea no funcionó. Afortunadamente, alguien pudo sacar rápidamente al bebé del carrito para impedir que el tren lo arrastrara si se llegaba a poner en marcha e, instantes después, los vigilantes de seguridad llegaron para ayudar a la chica a desatascarlo. 

A pesar de que se quedó en un susto, creo que este percance pone de manifiesto la seria necesidad de revisar los sistemas de seguridad de los trenes para asegurarse de su correcto funcionamiento en tales emergencias. 

Además, las puertas deberían permanecer abiertas durante más tiempo, ya que los escasos segundos en que lo hacen dificultan la entrada y salida de una forma segura y ordenada.

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