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8 octubre 2012

OPINIÓN

Secretos de Renfe, Aena y Paradores

Por Álvaro Alcocer

¡Qué ha estado pasando en Renfe y en Aena todo este tiempo! Ahora estamos descubriendo que había dos docenas de trenes de AVE sin usar, o que la gestión de los aeropuertos admitía ahorros de hasta 100 millones mejorando lo que los políticos llaman su “eficiencia”. ¡26 trenes criando polvo en el garaje! ¡100 millones 100 despilfarrados en Aena! Ahí es nada. (¿Responsabilidades? ¿Solo para gestores de las cajas de ahorro?)

Pero esta semana hemos sabido que tanto el gestor aeroportuario estatal como el operador ferroviario público tienen un excedente de plantilla ya sospechado por muchos. Como será de grave el asunto, que hasta el presidente de Renfe, en un inusual pero plausible arrojo de sinceridad, ha criticado la “baja productividad” de sus trabajadores.

Ahora, Aena y Renfe (más adelante abordamos Paradores) estudian despidos en bloque. Ahora, y solo cuando en un año van a ser vendidos, es cuando sus gestores se ponen manos a la obra para que estas empresas funcionen con las mismas condiciones que el resto de compañías en estos tiempos. Porque se ha demostrado que en su seno se disfrutaba de la falta de competencia, con la productividad injustificadamente por los suelos.

 Dónde tendrá que ponerse el foco en las próximas semanas es en la forma en que se acometen estas reducciones de plantilla. Las prejubilaciones millonarias son la tentación, y lo que habría que evitar. Un pésimo negocio para las cuentas públicas de una clase que sí se ganaría el apelativo de ‘privilegiada’, más incluso que la política. Cabe recordar que el Gobierno gastará en 2013 casi el doble en pagar las prejubilaciones en RTVE (74 millones) que en seguridad nuclear.

 En Paradores también se han descubierto agujeros que dan miedo. Por caballerosa prudencia, la actual dirección evita entrar en detalles, pero los gastos en partidas extravagantes auspiciados por el anterior presidente, amigo de León de Zapatero, eran de aúpa. La cadena hotelera pública ahora negocia ajustar la productividad de su plantilla a lo que es el mercado (acercarse un poco, como mínimo). La respuesta, igual que en Renfe, ha sido una huelga, dolorosa en plenos puentes, la primera convocatoria para esta semana por el del 12 de octubre.

 En cualquier caso, además de despidos, las empresas públicas relacionadas con el turismo, cuya capital estatal es difícil de entender en estos días, se han puesto las pilas para aumentar ingresos. No solo de forma algo déspota como con la subida de tasas en Aena, sino buscando más beneficios de las tiendas, o en el caso de Renfe implantando el ‘revenue management’ del resto de empresas de transporte, o subiendo los precios sin más dilación en Paradores.

 Sería de justicia que en lugar de huelgas se fuera consciente de que los privilegios de los últimos años han sido una situación excepcional, y que ahora absolutamente toda la sociedad padece recortes, y que ellos deberían repartirse por igual, especialmente para los más beneficiados en los últimos años. Y sería de justicia que estos anteriores ‘maestros’ en la gestión de recursos humanos públicos respondan sobre tanto dinero público vilipendiado.  

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