LaVozdeGalicia.es

23 julio 2014

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Ya no hay billetes para el Alvia del 24

Pasajeros que viajaban en el tren hace un año dicen que Renfe les ha ofrecido boletos gratis para ir a los actos de ese día, pero prefieren ir en coche

 

23 de julio de 2014

 

Ni desde Madrid, ni desde Zamora, ni desde Ourense. Hace ya días que no se pueden comprar billetes para viajar en el Alvia que sale de la madrileña estación de Chamartín a las tres de la tarde en dirección a Ferrol el día 24. «Tren completo», es lo que indica la web de compra de boletos de Renfe. El ferrocarril que hizo esa misma ruta, ese mismo día y a esa misma hora fue el que descarriló en la curva de A Grandeira, justo unos minutos antes de entrar en la estación de Santiago. Tampoco hay billete ya para el tren que sale ese mismo día de Madrid, pero unas horas antes, el de las 12.20.

La alta ocupación puede ser normal debido a que es víspera de puente y a que muchas personas quieren estar en Santiago ese día por la noche para ver los fuegos del Apóstol. Dicho motivo es el que, justo hace un año, empujó a algunos de los pasajeros que iban en el Alvia accidentado a tomar aquel tren. No quedaban, de hecho, muchos puestos libres. Volver a subir a ese medio de locomoción es un reto que todavía no han logrado superar muchos de los supervivientes. Algunos cuentan que ni han podido acercarse todavía a la estación porque los ruidos que hacen las máquinas al pasar o los olores que perciben en ese entorno continúan trayéndoles a la memoria las imágenes de aquella mala noche. De hecho, Renfe ha dado billetes gratis para que familiares o víctimas del accidente puedan acercarse mañana a Compostela para participar en los actos en recuerdo de los muertos. Pero muchos no irán. «Nos lo han ofrecido, pero iremos en coche», comentaba una familia que viajaba en el tren. Otros pasajeros esperan poder completar algún día aquel viaje. «Lo completaré, pero aún no estoy preparada», comentaba otra pasajera. Los que ya han vuelto a viajar en tren, pero fuera de España. O los que no han tenido más remedio que montarse a un vagón por motivos de trabajo y porque la vida continúa.

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