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12 noviembre 2013

 

Economía / economía

El AVE y la crisis se comen la mitad del tráfico aéreo Madrid-Barcelona

Día 11/11/2013 -

-La rebaja en los billetes del tren de alta velocidad acelera el aumento de usuarios ferroviarios, en perjuicio del sector aéreo

 

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Más allá de la competencia entre la aerolíneas, el antagonismo entre los operadores tradicionales y las «low cost» o la crisis, que se manifiesta en sus múltiples ramificaciones (elevado precio de los combustibles, factores exógenos como fue el 11S, la crisis de los controladores aéreos o el volcán islandés, entre otros), las compañías del sector aéreo tienen una preocupación. El tráfico nacional, con el que se alimentan los vuelos de corto radio, ha experimentado un rápido retroceso en los últimos años.

Aparte de la caída atribuida a la reducción del número de desplazamientos y la reestructuración de la que hasta fechas recientes se situaba como primera aerolínea española, Iberia, uno de los principales motivos del menor tránsito en los aeropuertos españoles hay que buscarlo en la expansión del tren de alta velocidad. El Ministerio de Fomento, a AENA, ha cuantificado este impacto para uno de los aeropuertos más afectados, Madrid-Barajas: la entrada en funcionamiento del AVE ha supuesto la pérdida de 4,4 millones de pasajeros, proceso que se ha acelerado con la nueva política de precios de los billetes.

Según datos facilitados por fuentes empresariales del sector aéreo, el desplome en el puente aéreo Madrid-Barcelona, la antigua «joya de la corona» de Iberia, ha sido de más del 50%, al pasar de los más 4 millones de pasajeros en 2007 a los aproximadamente 2,04 millones con que cerró en 2012. Este año se prevé un descenso mayor: entre enero y agosto el número de pasajeros cayó un 15,8%. De seguir así, al final del año, el número de viajeros podría caer hasta el entorno de los 1,7 millones.

Mientras, en este periodo, la cifra de usuarios se ha disparado en el AVE un 13,9%, una tendencia que se ha ido acelerando conforme ha avanzado el año. El vínculo entre la aprobación de las ofertas comerciales del tren de alta velocidad, que entraron en vigor en febrero, y la expansión de la demanda en los ejes ferroviarios parece nítida. Si en la línea de AVE entre Madrid y Barcelona el crecimiento del tráfico resultaba contenido a principios de año (en ningún caso superaba el 10%) desde mediados de 2013 las magnitudes se han ampliado hasta alcanzar porcentajes de dos dígitos. En abril registró un 18,5% más de usuarios que en el mismo mes del año anterior, dando comienzo a una evolución que alcanzó su cénit en agosto (30,8%), según las estadísticas elaboradas por estas mismas fuentes.

AENAestima que la rebaja de los billetes ha tenido un impacto hasta agosto de 405.000 pasajeros, lo que ha restado un 18,3% al sector aéreo. Se trata de un desarrollo casi paralelo, ya que_en este mismo periodo, el AVE ha conseguido una cifra de viajeros casi idéntica a la que han perdido las compañías aéreas (402.000).

El caso de la conexión Madrid-Barcelona no es exclusivo. Una evolución similar se ha registrado en lo que va de año en aquellas rutas aéreas a las que se ha sumado una alternativa ferroviaria de alta velocidad. Esta relación AVE-tráfico aéreo se da también en las rutas que conectan la capital con Málaga, Sevilla y Valencia, donde la actividad aérea se ha visto disminuida en un 37,2%, 36,3% y un 19,8%, respectivamente. El AVE, por su parte, ha avanzado un 9,8%, 8,3% y un 1,9% en el acumulado anual. Para Alicante, cuya línea de alta velocidad se inauguró el pasado junio, no existen, de momento, datos comparables.

Vistas estas cifras, lo lógico es pensar que más que un posible aliado el tren de alta velocidad rivaliza con las compañías aéreas para atraer un mercado ya de por sí menguado por la crisis de la demanda. Sin embargo, las aerolíneas tradicionales lo conciben como una posible solución para solventar la sangría en el corto radio, negocio que exige una reducida estructura de costes. Fuentes de la Asociación de Compañías Españolas de Transporte Aéreo (Aceta)subrayan que no se debe concebir el AVE «como un adversario», sino como un medio para permitir que las aerolíneas nutran sus vuelos de medio y largo radio. Siempre, que la línea ferroviaria se encuentre conectada con los «grandes aeropuertos». Por ello, se entienden las peticiones para que la alta velocidad se extienda hacia aeródromos como los de Barajas o El Prat.

 

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