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10 enero 2013

Feve abre vía en la historia

La desaparecida compañía ferroviaria, creada en 1965, creció en la región sobre las vetustas líneas del Vasco, el Económicos, el Ferrocarril de Langreo y el de Carreño

 

JOSÉ A. ORDÓÑEZ Última parada: final de trayecto. La locomotora de Feve, la misma que empujaron miles de ferroviarios asturianos durante los últimos 48 años, se detuvo para siempre tras la última campanada de la pasada Nochevieja. La máquina era incapaz de tirar por la pesada carga que suponía una deuda de 600 millones de euros y unas pérdidas anuales por encima de los 147 millones. Un enorme lastre económico que es resultado de la crisis, pero también de una discutible gestión empresarial que se dejó por el camino dos millones de viajeros, sólo en Asturias, durante el último lustro.

Con la llegada de este nuevo año, la histórica Feve, un emblema del ferrocarril asturiano y parte consustancial del paisaje de la región en las últimas cuatro décadas, quedó integrada en Renfe y en el Adif. Concluía así un largo viaje que arrancó el 25 de septiembre de 1965, cuando el «Boletín Oficial del Estado» (BOE) publicó el real decreto que reorganizaba el organismo Explotación de Ferrocarriles por el Estado (Efe), creado en 1926, para reconvertirlo en los Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (Feve).

Feve nació siguiendo el modelo de Renfe, constituida en 1941 a partir de la nacionalización de las compañías españolas de tren en ancho ibérico. La nueva entidad estatal surgida en 1965 se hizo cargo de las líneas de vía estrecha. Fue una iniciativa de modernización del sector que supondría el final casi inmediato para muchas empresas, ya moribundas tras un largo proceso de deterioro que se había alargado durante las décadas de los 40 y los 50. Pese a ello, nuevas compañías fueron transferidas a Feve en los años siguientes a su creación. Por lo que se refiere a Asturias, a partir de 1972 se produjo la integración de la Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, la Sociedad General Vasco Asturiana, la Compañía del Ferrocarril de Langreo y el Ferrocarril de Carreño, que son, por tanto, los pilares históricos sobre los que creció Feve en el Principado.

Pese a las dificultades de una época marcada por la gran expansión del transporte por carretera, la red de Feve alcanzó la cifra récord de 2.026 kilómetros de longitud a comienzos de los años setenta. Fue justo antes del traspaso de líneas a comunidades autónomas. Los ferrocarriles de Cataluña, en 1978, fueron los primeros. Les siguieron parte de los del País Vasco (1979), los de Valencia (1986) y los de Mallorca (1994). Aunque en numerosas ocasiones se especuló con la posibilidad de que las cercanías de Asturias también pasarán al Principado, tal transferencia nunca se llevó a cabo.

Finalmente, la red de Feve que se integró en Renfe y en el Adif el pasado día 1 constaba de 1.192 kilómetros de vía estrecha, distribuidos por Asturias, Galicia, Cantabria, Castilla y León, el País Vasco y Murcia. Era la herencia de las antiguas compañías Vasco-Asturiana, Económicos, Langreo, Carreño, Cantábrico, Santander-Bilbao, La Robla y Cartagena-Los Blancos, además de la de Ferrol-Gijón, esta última línea construida por el Estado.

Aunque la compañía no ha tenido presidentes asturianos, el hecho de que 474 de sus 1.192 kilómetros de vía estén en la región y de que más de 800 de sus 1.857 empleados trabajaran en el Principado dan buena prueba de la estrecha relación de Feve con Asturias, donde la compañía ha tenido auténticos símbolos, como el tren fluvial del Descenso del Sella. Este convoy, herencia de los Económicos, se fletó por primera vez el 11 de agosto de 1945 y hoy es parte fundamental de la gran fiesta de «les piragües». También es de Feve el «tren de madera» que desde hace 37 años une Mieres y Llanes, coincidiendo con la festividad de la Virgen de La Guía en la villa oriental. Además, dentro de estos servicios festivos, tan habituales en la época de los Económicos, se cuentan los «sidrotrenes» que circulan hacia Nava con ocasión del Festival de la Sidra.

Pero, sin duda, y junto al del Sella, el tren emblemático de Feve ha sido el Transcantábrico, un convoy en servicio desde 1982 que abrió un negocio de turismo ferroviario que dio muy buenas resultados a la empresa y que se fue ampliando hasta culminar en el Transcantábrico Gran Lujo. Feve aprovechó esta experiencia en el ámbito internacional, sobre todo con varios proyectos en Sudamérica. Sin embargo, una vez completada la integración en Renfe y en el Adif, los planes de Fomento pasan por vender o privatizar la gestión de los trenes turísticos.
En el casi medio siglo de vida de Feve hubo de todo. Momentos buenos, como la inauguración del Transcantábrico o la gran fiesta anual del piragüero, y momentos malos. Muy malos. El peor fue, sin duda, el accidente de Vega de Anzo de agosto de 1993, cuando un choque de trenes se saldó con doce fallecidos. Antes, en noviembre de 1987, la empresa sufrió tres percances mortales en tres días. Hubo siete muertos.
Marcada por una excesiva politización desde la década de los ochenta del siglo XX, Feve pasó sus últimos años de vida combinando una imparable pérdida de viajeros (un 40% del total en los últimos 7 años) con proyectos faraónicos o extravagantes para una empresa que acumulaba importantes números rojos. La idea de reformar la vía para que los trenes circularan a 160 kilómetros por hora fue la ocurrencia más llamativa, pero no la única. Los ferroviarios veteranos se echaban las manos a la cabeza. Muchos se imaginaban que la última parada estaba muy cerca. Y acertaron. Feve es ya historia. Historia del tren y de Asturias.

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