El Periódico Extremadura

26 febrero 2013

Fernando García Figueroa : Renfe y años de hambre

En los años 40 el ferrocarril sirvió como vehículo para aminorar la hambruna

26/02/2013

Corrían los cuarenta y cuarenta y uno, conocidos eufemísticamente como los "años del apetito", cuando nuestra red de ferrocarriles sirvió como vehículo para aminorar la hambruna que padecía nuestro país, a lo largo y ancho de su geografía.

Son cientos y cientos de anécdotas las que podríamos contar de estos años de penuria y calamidad. Recuerdo como mis primos, que residían en Badajoz, nos enviaron un cajón de madera perfectamente equipado para soportar los cuarenta kilos de judías blancas que nunca llegaron; pero eso sí, unos cuarenta kilos de tierra para macetas magnífica... La ruta del "estraperlo" se hacía principalmente en la línea Cáceres-Valencia de Alcántara, por ser el lugar más próximo a la frontera portuguesa. Una vez en Valencia de Alcántara, la gente se desplazaba a un pequeño pueblecito llamado Los Galegos, donde se compraba fundamentalmente café, azúcar, toallas y mantelerías, que escaseaban en nuestro país. Una vez adquiridas estas mercancías, había que "pasarlas por la aduana". Es aquí, cuando el ingenio y la pillería entraba en funciones. Casi siempre había algún conocido ferroviario que conseguía pasar algún kilo de café de más. Podías encontrarte a señoras que, de forma espontánea, aparecían con abultado vientre de embarazada: bajo sus ropas, y perfectamente adaptadas a su cuerpo, colgaban cinco kilos de café. Cuentan que todos los días pasaba por la aduana un chaval en bicicleta en cuyo trasportín se sustentaba un cajón de madera con tierra "para macetas". Era inspeccionado con sumo celo por los guardias, creyendo que bajo la primera capa de tierra, se pretendía camuflar otro tipo de mercancía.

Así, un día y otro y otro, hasta que por fin llegaron a la conclusión de que lo que en realidad pasaba de contrabando ¡era la bicicleta! Los "carabineros", que entonces eran los encargados de cuidar la frontera, también participaban de estas transacciones, permitiendo unas veces y otras no, el que la mercancía "pasase" previa cesión de parte de lo transportado. En fin, que gracias a estos movimientos en el "tren" muchos cacereños pudimos mitigar el hambre que padecíamos.

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