España estudiará la introducción de cinturones de seguridad y de sistemas de sujeción de equipajes en los trenes, con la experiencia del accidente ferroviario del 24 de julio en Santiago de Compostela. La ministra de fomento Ana Pastor participa este jueves en Luxemburgo en un consejo europeo de ministros de transportes por primera vez desde que se produjo el accidente en el que ha informado a sus colegas de las reflexiones que ha hecho España después de aquel suceso.

La imposición del uso del cinturón de seguridad es una posibilidad que la ministra pide que se estudie a nivel europeo, pero que si lo demás países no están de acuerdo «nosotros seguiremos adelante» con el estudio sobre esos dispositivos de seguridad, «sin prejuzgar el resultado».

El estudio, según la ministra, debería establecer qué tipo de cinturones y en qué tramos deberían ser obligatorios, ya que hay muchos factores colaterales que deben ser tenidos en cuenta, como la existencia de vagones-cafetería, que llegarían a ser incompatibles con esta medida. También propone que se revise la colocación de los equipajes, que según el testimonio de los sobrevivientes del accidente «se convierten en verdaderos misiles» en caso de un frenazo brusco. No se descarta que la consecuencia pudiera ser una reducción del número o el tamaño de bultos autorizados.

La ministra ha expuesto a sus colegas europeos una lista de otras medidas posibles para adoptar a escala europea, como la regulación de las transiciones entre los tramos de mecanismos de seguridad más antiguos y los que ya tienen dispositivos equivalentes al RTMS que pueden pilotar automáticamente el tren.

España es el país europeo con mas tramos dotados de ERTMS y en los presupuestos de 2014 se destinan 50 millones de euros para seguir extendiendo este dispositivo en vías que ya están en servicio. Para la ministra, el hecho de que cada vez haya mas tramos transfronterizos justifica la adopción de un protocolo de transición entre sistemas.

También ha propuesto la unificación de sistemas de comunicación en la cabina del maquinista con un protocolo de preferencia para el enlace con el operador, el uso de tecnologías de satélite para que desde la empresa operadora se conozca permanentemente la ubicación y velocidad exactas de los trenes, el aumento de la capacidad de registro de las «cajas negras» y la protocolización de la atención a las víctimas de accidentes. También ha propuesto revisar los modelos de formación de los maquinistas y los requisitos de entrada a la profesión.

Por ahora, los ministros estaban discutiendo el llamado «cuarto paquete» del sector ferroviario, en el que el elemento central era la homologación única europea de los vehículos, a lo que se han opuesto varios países, España entre ellos. Al gobierno le preocupan las implicaciones industriales de esa posible homologación común y pide una doble certificación, nacional y europea.