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4 julio 2013

Los trubiecos temen cruzar el Nalón

Los vecinos se ven obligados a pasar de un lado a otro de la población por una pasarela con numerosas deficiencias y que tachan de «peligrosa»

04.07.2013 | 02:19


Ángel FIDALGO

 

Las obras del viejo puente ferroviario de Trubia para convertirlo en una gran pasarela peatonal, paralizadas desde hace casi tres meses, traen de cabeza a los vecinos que diariamente tienen que cruzar desde el barrio de Soto de Abajo a Junigro, es decir, al centro urbano de la población, que es donde se desarrolla toda la actividad comercial. Por lo tanto, es de paso obligado.


Hasta ahora no les queda otro remedio que cruzar el río Nalón por la deteriorada y estrecha estructura adosada al puente de ferrocarril, que fue construida de forma provisional, y así, lamentan, que tendrán que continuar haciendo hasta que Telefónica y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) lleguen un acuerdo sobre quién debe pagar el coste del cambio del cableado que ahora discurre por la pasarela. Telefónica pretende que Adif pague la mitad, pero la compañía estatal se niega.


Las quejas vecinales están más que justificadas según el criterio de las personas que se ven obligadas a cruzar para hacer la compra diaria de alimentos, realizar gestiones en los bancos, acudir al consultorio médico y también a la farmacia; ya que todos ellos se encuentran situados al otro lado del río, en el centro urbano.


Esmeralda Barrio, mientras cruzaba ayer por la tarde en dirección al apeadero del tren, situado en el barrio de Soto, comentaba que todos los vecinos «tenemos ganas de que terminen las obras de una vez, pero están paralizadas y no sabemos hasta cuándo», comentó resignada.


Al otro lado del río coincidió con otro vecino, Jesús Suárez, que pasa todo los días por la vieja pasarela, «que además está en muy mal estado porque el suelo salta según vas pisando, hay clavos que están fuera de su sitio, agujeros y, en resumen, el deterioro es grande y por lo tanto cruzar es un peligro». Resumiendo, concluyó diciendo: «Está para el desguace». Una obra, además, que tendría que estar concluida a finales de este mes o como mucho en agosto, teniendo en cuenta el período de ejecución de estas obras, que fueron licitadas en unos 250.000 euros, a los que habrá que sumar aproximadamente 50.000 más por desmontar la pasarela provisional que es de estructura metálica en su totalidad. La nueva pasarela combinará la estructura metálica con el suelo de madera, y su anchura llegará casi a los dos metros, frente a la estrechez del actual pasadizo.


José Manuel Gómez Iglesias cruza diariamente la pasarela con sus dos hijos, Darío y Graciela, para visitar a sus abuelos, y confiesa que cada día le cuesta más por temor a que pueda pasar algo. «En el verano, todavía... pero durante el invierno no hay quien la cruce. Las chapas del suelo están muy mal, medio sueltas, y cuando llueve se forman muchos charcos».


Lamenta Gómez Iglesias que después de «muchos años de pelea para que rehabiliten el viejo puente del tren, ahora las obras estén paralizadas». Con evidente pesimismo manifestó sus temores de que «la nueva pasarela no la van a ver mis ojos». Ahora todo depende de Telefónica y de Adif.

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