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Domingo, 3 de Enero de 2010
ÚLTIMO TREN A LA RIBERA D´EBRE
LA ROTONDA
LA Generalitat acaba de asumir el servicio de Cercanías, un traspaso que por su complejidad y volumen no tiene comparación con ningún otro a excepción del despliegue de los Mossos d´Esquadra. A ningún usuario hace falta decirle que el servicio es mejorable, tampoco que no se pueden hacer milagros de un día para otro. Si el gran reto del Govern es dar a partir de ahora -o de los próximos años- un servicio de Cercanías homologable al que prestan los Ferrocarrils de la Generalitat, el siguiente paso es extender la mejora al servicio de Regionales, por así decirlo, el pariente pobre de los ferrocarriles en España, y más desde que la inversión en Alta Velocidad se lleva la parte del león de los presupuestos de Fomento.
En la Ribera d´Ebre saben algo del asunto, aunque la situación es similar en muchos otras comarcas de «Catalunya endins». Basta un sólo ejemplo: entre Flix y Barcelona apenas hay tres o cuatro servicios diarios, y la duración del trayecto es de dos horas y media, lo mismo que tardan los AVE directos entre Madrid y Barcelona. Por duración y frecuencias, el servicio es pésimo, aunque es el domingo por la tarde, cuando el tren se abarrota de estudiantes que regresan a Barcelona después de haber pasado el fin de semana en sus casas, cuando la condición de pasajero alcanza cotas degradantes. Vagones atestados y la mitad del pasaje de pie, tomados los pasillos y las plataformas de bajada; en poblaciones como Flix, Ascó, Mòra, Capçanes o els Guiamets creen que lo de Renfe es el remate a su condición de catalanes de segunda división.
Ya con la sensibilidad muy alta por considerarse algo así como el «cuarto trastero» de Cataluña -allí donde se coloca lo que en otros lados sería impensable: químicas, cementerios y plantas nucleares...-, en la Ribera d´Ebre maldicen a Renfe. En Flix, la última afrenta ha sido el cierre casi total del edificio de la estación: a nadie le importa tener que comprar el billete al revisor, sí en cambio esperar el tren tomando el fresco en un andén nada hospitalario.
Es cierto que Cercanías sirve a un volumen de población mayor que los regionales, pero éste último servicio, abandonado y olvidado, es el único que verdaderamente puede servir para cohesionar una Cataluña que circula a dos velocidades. En la Ribera d´Ebre lo tienen muy claro.